Claudicación

Claudicación

Resulta lamentable, por donde quiera verse, la claudicación de este gobierno municipal de Huamantla, a ser gobierno.

Que el alcalde, Salvador Santos, dijera ante vecinos del centro de la ciudad que el cierre de calles en el primer cuadro de la ciudad era parte de “indicaciones de Tlaxcala”, corrobora tal afirmación.

¿Por qué un ayuntamiento, constitucionalmente libre y autónomo, tiene que recibir indicaciones de otro ente gubernamental?

Acaso se trate de una treta para evitar cuestionamientos, pero, y en tal caso, ¿por qué responsabilizar al gobierno del estado de una decisión inherente única y exclusivamente al gobierno local?

¿Será acaso la justificación para evitar cuestionamientos por la impopular medida de cerrar a piedra y lodo el parque Juárez y la calle Reforma por tres días?

¿En verdad era necesario levantar barricadas para que el cantante Carlos Rivera realice su trabajo?

El argumento esgrimido por el alcalde suena a historia infantil. Recuerda al niño que queriendo que se haga su voluntad, le dice a sus hermanos: “dijo mi mamá”.

El problema es que en su afán de librarse de las críticas de la opinión pública, el alcalde huamantleco se pone contra la pared.

Por un lado porque pone en tela de juicio (si no fue verdad) o evidencia al gobierno estatal (si fue cierto), que el ayuntamiento de Huamantla sólo es un apéndice más del gobierno de Tlaxcala.

Y por el otro lado, porque desfigura la imagen, bien ganada a fuerza de talento y trabajo, del cantante local.

Pero lo que sí es imperdonable, es que a estas alturas se refleje que al frente del Ayuntamiento más grande América Latina no haya orden, ni consenso ni diálogo.

Prueba de ello es el distanciamiento entre el regidor Bernardo López y el alcalde de Huamantla.

Por lo pronto, hoy la ciudadanía es testigo de que el gobierno municipal de Huamantla claudicó a ser gobierno.

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