El Giro Biopolítico de Sheinbaum
'Plan Michoacán' abandona la "guerra" por la ingeniería de la paz
Por Melchisedech D. Angulo Torres/ Politólogo
Ciudad de México, Noviembre de 2025 — La trágica muerte del alcalde de Uruapan, Carlos Manzo, ha catalizado la primera gran definición de la estrategia de seguridad de la presidenta Claudia Sheinbaum. Lejos de la esperada "mano dura" o de una ofensiva militar tradicional, el gobierno federal ha lanzado el “Plan Michoacán por la Paz y la Justicia”, un ambicioso proyecto que analistas describen como un quiebre paradigmático con la fallida estrategia de "guerra" que dominó el sexenio de Felipe Calderón. Este plan no es solo una acción punitiva; se erige como un complejo dispositivo de intervención integral que busca gestionar y optimizar la vida de la población michoacana, ensayando una nueva racionalidad de gobierno en el país.
La esencia de la propuesta reside en un cambio de lente: se abandona el modelo tanatopolítico —el poder ejercido a través de la muerte y la confrontación directa contra el crimen, característica de la "guerra al narco"— por una lógica biopolítica que prioriza la administración de la vida. La declaración de la presidenta: “La paz no se construye con fuerza, sino con las personas”, es el eslogan de este giro. El Estado se redefine, pasando de ser un ejército que combate, a un administrador social que busca hacer la vida dentro de la legalidad más viable, productiva y atractiva que la delincuencia organizada, alineándose con el concepto de Seguridad Humana.
Los tres pilares del Plan son claros mecanismos para esta administración de la vida. El Eje 1, Seguridad y Justicia, crea una fiscalía especial y sistemas de alerta que no solo procuran justicia, sino que también monitorizan y gestionan los riesgos que acechan a los ciudadanos, incorporándolos como corresponsables de su propia protección. El Eje 2, Desarrollo Económico con Justicia, es el núcleo biopolítico: la intervención directa para garantizar seguridad social y salarios dignos a jornaleros es una ingeniería socioeconómica diseñada para reorientar las energías productivas hacia actividades lícitas y saludables para el tejido social.
El tercer pilar, Educación y Cultura para la Paz, es la intervención más profunda. A través de programas como "Escuelas de Paz" y becas de transporte, el objetivo es moldear subjetividades pacíficas y productivas. Es una estrategia de "gubernamentalidad" que aspira a internalizar en niños y jóvenes los valores de la paz y la legalidad, creando una cultura intrínsecamente resistente a la violencia. Esta visión tecnocéntrica y estructural representa una sofisticación del modelo de "paz con bienestar" de la administración anterior, buscando arquitecturas de coordinación más sólidas y permanentes, basadas en evidencia y planeación a largo plazo.
Sin embargo, el camino está plagado de desafíos. La profunda descomposición institucional y la infiltración del crimen organizado en Michoacán son el telón de fondo hostil donde el Estado debe implantar estos mecanismos. A esto se suma la tensión irresoluta entre lo civil y lo militar: la Guardia Nacional, una institución de naturaleza castrense, sigue siendo un pilar operativo. El éxito del Plan dependerá de su capacidad real para subordinar la fuerza a la lógica civil y comunitaria, un reto histórico para México.
@_Melchisedech
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