La Mano Firme del Poder - 1
La Mano Firme del Poder

La Mano Firme del Poder

“En política, el que controla el miedo controla la decisión; el que controla la esperanza controla el futuro.” Antonio Gramsci

Amanecí con ese silencio extraño que uno reconoce cuando el tablero político se mueve sin preguntar. Preparaba el café —ese ritual que, a estas alturas, es más brújula que bebida— cuando vi la notificación: Gertz Manero había renunciado y Ernestina Godoy asumía por la mayoría del Senado el día de hoy la Fiscalía General. Sentí ese déjà vu que solo quienes hemos operado campañas conocemos: la sensación de que el poder no improvisa, solo ejecuta.

Me acordé de un cuarto de guerra en 2012, madrugada helada, cuando un viejo operador me dijo: “Cuando una presidencia está bajo ataque, no responde con discursos: responde moviendo instituciones.”

Hoy, más de una década después, el eco es el mismo. La presidenta mueve sus piezas. La reina protege el castillo.

Cuando el poder despierta, el tablero tiembla

La oposición creyó que vivía un momento estelar. Un momentum digital inflado por marchas juveniles, videos virales y un aparente desgaste del gobierno. Pero en política —la real, la de tierra, la de Estado— los golpes simbólicos solo funcionan si fracturan estructuras. Y ninguna estructura del régimen se fracturó.

Al contrario: se reajustó.

El movimiento Godoy: estrategia, no accidente

La salida de Gertz Manero no es una caída, es una transición calculada. Sun Tzu lo advertía:

“Quien domina las alturas domina la batalla; quien domina la información domina el desenlace.”

La 4T llevaba meses preparando el reemplazo. Godoy no solo conoce la ley: conoce a los adversarios, sus financistas, sus operadores digitales, sus rutas jurídicas. Su designación como titular de Control Competencial fue la antesala legal para asumir la FGR sin ruido.

En teoría del poder, esto se llama refuerzo del aparato coercitivo, condición indispensable para sostener hegemonía en tiempos de turbulencia.

La oposición confundió ruido con fuerza

La marcha de la Generación Z, las filtraciones contra el gobierno, los ataques mediáticos, el coqueteo de algunos sectores con empresarios como Salinas: todo parecía indicar que Sheinbaum estaba a la defensiva.

Pero Gramsci nos da la clave:

“La hegemonía no se mide en gritos, sino en la capacidad del Estado para integrar, absorber o neutralizar el conflicto.”

El Estado no perdió el control. Solo observó. Dejó que la oposición se sobreexpusiera. Y cuando ésta cruzó la línea, respondió con un movimiento sistémico: colocar a su fiscal, en su momento, con plena legitimidad.

El regreso del fundador: el mito vuelve a hablar

AMLO reaparece y el tablero se sacude. No es nostalgia, es mensaje.

En su video, al presentar Grandeza, reafirma tres principios que en teoría política equivalen a un código de disciplina interna:

  • La presidenta no debe tener sombra.
  • La unidad no es sugerencia: es mandato.
  • El líder histórico sigue siendo garante del proyecto.

Quien entiende gobernanza sabe lo que esto implica: alineación total de la estructura morenista.

El Estado se reordena para la contraofensiva

La oposición celebró como si hubiera provocado un quiebre institucional. Pero olvidó algo básico: en México, el poder presidencial es un sistema, no un individuo.

Sheinbaum mueve a Godoy.

AMLO reaparece.

El Senado cierra filas.

Los gobernadores replican el mensaje.

Los comités territoriales encienden motores.

No es reacción: es ofensiva posicional, categoría gramsciana que describe cómo un régimen consolida su hegemonía reforzando pilares sociales, jurídicos y simbólicos simultáneamente.

La marcha masiva de diciembre de 2025: el acto de hegemonía

Muchos la ven como un evento. No entienden nada.

Es ritual político, demostración de fuerza, reafirmación del consenso activo.

Gramsci lo llamaría un “momento de reafirmación orgánica”: cuando un pueblo confirma que reconoce a la autoridad no por obediencia, sino por convicción.

Con el aparato narrativo, territorial y jurídico alineado, esa marcha será el cierre del círculo:

defensa simbólica + defensa institucional + defensa territorial.

Lo que viene: la respuesta dura, legal, disciplinada

El Estado no reacciona con furia; reacciona con estructura.

La 4T ya activó el triángulo clásico de la estabilidad:

  1. Control institucional: Godoy en la FGR.
  2. Control narrativo: AMLO reaparece y marca disciplina.
  3. Control territorial: comités, gobernadores, bases orgánicas.

Lo que viene para la oposición no es persecución política —eso sería torpe— sino contraofensiva jurídica y narrativa: investigaciones listas, exposición de redes financieras, litigios estratégicos, aislamiento de actores disruptivos.

Como decía Maquiavelo:

“Los golpes deben darse de una sola vez, porque el daño se olvida, pero el miedo permanece.”

Escena final

El último sorbo de café. Termino de comer y miro por la ventana: las luces del centro parpadean como si alguien moviera piezas desde lo alto. Es el mismo ritmo que he visto en noches críticas, cuando un gobierno decide que ya no basta resistir: ahora toca responder.

Y mientras la oposición celebra su fugaz mediodía, no advierten que en política el tiempo no es lineal: es circular. Hoy creen haber debilitado a la presidenta; mañana descubrirán que la reina no solo se defendió: reposicionó todo el tablero.

En diciembre de 2025, cuando cientos de miles caminen en defensa del proyecto, entenderemos que la hegemonía no cayó: se reconfiguró. Y que, en esta partida, la presidenta juega como lo hacen los estrategas: moviendo una sola pieza para cambiarlo todo.

El jaque no es amenaza. Es anuncio.

La reina está en movimiento. Y esta vez, mueve para ganar.

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