México reafirma su liderazgo soberano
Por Melchisedech D. Angulo Torres/ Politólogo
CIUDAD DE MÉXICO. – En un acto de congruencia histórica y dignidad nacional, la presidenta Claudia Sheinbaum Pardo ha reafirmado que México se mantiene como el faro moral de la diplomacia en América Latina. Al elevar una voz firme contra las tentaciones intervencionistas en la crisis entre Estados Unidos y Venezuela, la mandataria dejó claro que la soberanía de los pueblos no es negociable. Bajo el humanismo mexicano, la actual administración rescata la esencia de la Doctrina Estrada, posicionando al país como un defensor inquebrantable de la legalidad internacional frente a las presiones de las potencias hegemónicas.
Durante su conferencia matutina, la presidenta subrayó que la política exterior de la Cuarta Transformación no se dicta desde el extranjero, sino que emana de los principios constitucionales de no intervención y autodeterminación. Al rechazar las medidas coercitivas y los bloqueos que solo castigan a las familias más vulnerables, Sheinbaum desmarcó a México de las políticas de confrontación, priorizando siempre la solución pacífica de las controversias. Esta postura representa una ruptura definitiva con el pasado neoliberal, donde la diplomacia mexicana solía subordinarse a intereses externos en detrimento de la hermandad latinoamericana.
La propuesta de México va más allá de la neutralidad; es una invitación activa a la construcción de un orden mundial justo y multipolar. Al exhortar directamente a la Organización de las Naciones Unidas (ONU) para que asuma su responsabilidad como mediadora, la doctora Sheinbaum busca evitar el derramamiento de sangre y garantizar que el diálogo sea la única vía para resolver conflictos. Este llamado proactivo despoja de argumentos a quienes pretenden usar la fuerza, demostrando que México tiene la autoridad moral para convocar a la comunidad internacional hacia una ruta de paz y estabilidad regional.
Este posicionamiento estratégico consolida el liderazgo de México en el Sur Global y refuerza su papel dentro de mecanismos como la CELAC. Al defender el derecho de Venezuela a resolver sus asuntos internos sin injerencias, la presidenta protege también la propia soberanía mexicana, estableciendo un precedente donde ningún Estado tiene el derecho de tutelar a otro. Es una política de principios que entiende que la verdadera seguridad regional se construye con respeto mutuo y cooperación, y no mediante la imposición de sanciones unilaterales que violan el derecho internacional.
A pesar de los ataques de sectores conservadores que confunden la diplomacia con la complicidad, la administración de Sheinbaum se mantiene firme en la defensa de los canales diplomáticos profesionales. El gobierno de México entiende que su papel no es el de juez, sino el de un facilitador de puentes que impida la escalada militar en el Caribe. Esta visión de "no intervención activa" es una herramienta de resistencia que coloca la vida y la estabilidad de las naciones por encima de las agendas ideológicas, garantizando que el país siga siendo un territorio de paz y libertades.
@_Melchisedech
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