Razón, tesón y corazón  “El hábito de criticar”

Razón, tesón y corazón “El hábito de criticar”

Por Alejandro Ruiz Robles 

 

CONSTRUIR.

Si hay algo difícil en esta vida es pensar en algo distinto a lo existente y a partir de ello, ser visionario, juntar los elementos y construir siguiendo un orden lógico y posible hasta su total conclusión.

La inversión de tiempo, talento y elementos sin duda será difícil de planear y cuantificar con exactitud; sin embargo, el compromiso y los esfuerzos a realizar nunca serán menores y siempre serán esenciales hasta culminar el objetivo.

Realizado el sueño, la satisfacción será, en mayor o menor grado, compartida con quienes en éste han participado y nada comparable, con quienes sólo disfruten de sus beneficios. Por excepción, las obras inconclusas son conocidas y con mayor dificultad, reconocidas y trascendentes para nosotros o terceros.

Para todos los efectos, el emprendedor es un aventurero y su satisfacción estará íntimamente vinculada a su compromiso. Es por ello por lo que … ¡sólo quien tiene el ánimo de actuar conoce el real valor de hacerlo! … ¡No pretendas que alguien más lo considere!

 

DESTRUIR.

A diferencia del tiempo y los recursos que tomamos al crear y consolidar un sueño o proyecto; deshacerlo sólo utiliza una fracción de ello.

Si el edificio se lleva tiempo, trabajo y recursos en construirse, con planos, estrategias y acciones; es sólo cuestión de momentos desaparecerlo. Recoger los restos puede llevar más y dependiendo de la obra, las consecuencias por esa demolición pueden no ser nunca consideradas, pero si resultar sumamente profundas.

Ahora bien, imagina una meta de vida que alguien se ha propuesto y que es destruida … ¿qué sucede?

Realmente nunca se sabrá con certeza, lo que si resultará cierto es que habrá muchos daños; los cuales, en ocasiones, podrán ser irreparables. 

Un sueño que se materializa en una vida puede llegar a desaparecer en un instante … ¿estás consciente de ello?

 

YO, EL DEMOLEDOR DE SUEÑOS.

Si hay algo difícil de entender es porque somos nosotros mismos quienes nos dedicamos a derrumbar los castillos que con tanto trabajo hemos levantado. Tal pareciera que nosotros somos nuestros peores enemigos.

Es válido y legítimo que después de analizar nuestras metas o estando en su proceso, busquemos modificarlas y hagamos ajustes o bien, diseñemos otras. Lo que no es comprensible es que, sin explicación lógica, seamos nosotros mismos los que destruyamos lo que hemos construido.

Ya sea por nuestros hábitos, temperamento o indiferencia, con acciones u omisiones acabamos lo que a veces nos ha llevado mucho tiempo sino es que una vida, edificar.

Sólo por citar, es lógico que la confianza, el amor, la amistad que en el camino hemos generado en otros y por nosotros mismos, la comprometamos o peor aún, perdamos, sólo por el hecho de no actuar para seguir siendo merecedores de éstas.

¿Realmente estamos consciente del esfuerzo y compromiso con las metas que hemos alcanzado?

 

EL SURGIMIENTO DEL INQUISIDOR.

Ahora bien, ¿qué nos lleva a convertirnos en el enemigo de otros?; es decir, el verdugo de los sueños de terceros o comunes. ¿Quién nos hace superiores para juzgar a otros?

Analizar, examinar, concluir y opinar será válido y legítimo si lo hacemos porque así nos lo requieren o para tomar una decisión que nos incumba y siempre que tengamos los elementos para hacerlo; pero … ¿cuál es la razón para con nuestras aseveraciones desacreditar el actuar de otros?

Es una constante de las personas emitir opiniones o juicios negativos sobre otras sin que realmente tengan justificación legítima para hacerlo y únicamente lo hacen para generar una posición personal o polémica durante una conversación.

Piensa con honestidad … al emitir tus opiniones … ¿te basas en razones o pasiones?; es decir, las haces con base en argumentos o sólo por impulsos sin o con cuestionables fundamentos.

 

EL VERDUGO DE LOS OTROS.

Y de la falta de los méritos propios, surge la actitud para cuestionar los ajenos. Lo que era excepción, ya se convierte en regla y lo que podría ser con bases y razones para hacerlos, se consolida como meras opiniones imperativas sin mayor argumento o necesidad.

La persona se olvida de la construcción de su vida y se vuelve un destructor de sueños y realidades de otros. Lo positivo que mostraba en su actitud, ahora se transforma negativamente y tal pareciera que su visión mezquina no tiene límites para lastimar a su alrededor e incluso, asimismo.

Este tipo de personas pasan a ser jueces calificadores de su mundo y lo ven como si fuera un programa amarillista de televisión; influyendo en su círculo social con sus premisas, sin importar la veracidad de éstas.

Si lo ves en perspectiva, es probable que quien actúa así no sume a su vida o comunidad; únicamente se convertirá en una carga para sí y desafortunadamente, para las personas que comparten su mundo.

¿Asumes con responsabilidad lo que afirmas en tus comentarios?

 

GUARDAR DISTANCIA.

Si ya identificaste a las personas que no contribuyen en nada a tu vida o bien, es cuestionable su aportación … ¡mantén intocable tu espacio! … y si no puedes … ¡haz que respete tu forma de ser y de vivir!

La gente negativa tiende a incidir en la vida de otros, no les sigas el juego. 

Si no los conoces, abre los ojos y analiza sus palabras y acciones y concluye si será bueno para ti permanecer a su lado. Si por diversas circunstancias no puedes hacerlo, entonces, actúa y habla con responsabilidad. Una persona comprometida consigo misma, siempre será de temer para quien no tiene mayor respeto o amor propio.

Ahora bien, si tú te has percatado que eres tú la persona negativa … ¡Detente y aléjate de quienes lastimas! 

No sólo lo hagas por ti sino por todas aquellas personas que con tus acciones u omisiones han sido o pueden ser afectadas; evalúa las consecuencias y cuestiónate la razón de ello. Si no puedes cambiar por ti o con el apoyo de tu círculo cercano de personas en las que confías, es válido y legítimo que acudas con profesionales.

Quizás los daños ya no puedas repararlos, pero si puedes evitar continuarlos o hacer otros; ten presente que por cada persona que tus acciones lastiman, te alejarás de la persona que de niño soñaste ser. 

¡Nadie nace para vivir en la maldad o dañar a otros como forma de vida, es decisión de cada uno hacerlo!

 

LA PERSONA EN EL ESPEJO.

Si bastará con una disculpa para reparar las afectaciones que causamos en nuestro andar, seguro tendríamos un mundo distinto. 

Ojalá nuestros errores sólo nos afectarán a nosotros, pero sabemos que no es así y podemos ser verdaderos jinetes del apocalipsis para quienes amamos. 

Quizás lo material con trabajo lo podamos compensar, pero los sueños rotos o sentimientos vulnerados será muy difícil.

De vez en vez, analiza tu actuar, mira las consecuencias de ello y piensa y siente si eres la persona que has soñado ser y qué puedes hacer para ser la mejor versión de ti mismo. 

El grado de satisfacción que tengas de tu respuesta será equivalente a las acciones que deberás ejecutar a partir de ese momento. Sólo ten presente siempre que: ¡Opinar sin consultar no te hace más inteligente! … ¡Calumniar e instigar no te hacen mejor persona!

En la medida que estés consciente de tus acciones y vivas comprometido con tus valores y principios estarás en camino de ser la persona que has deseado ser. 

¡Nadie tiene el derecho a decidir por ti o a vivir tu vida!; en reciprocidad … ¡respeta las de los otros!

Siempre tendrás la libertad de seguir los caminos que te lleven a las metas que te has planteado con los recursos que has recibido, formado y creado para ser la persona íntegra que mereces ser … ¡no te distraigas! 

Ahora bien, mírate al espejo y responde con franqueza … ¿tú eres una persona que construye o destruye sueños propios o ajenos a su paso?

¿Estás conforme con tu manera de ser?

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