Una sociedad muy indiferente #Opinión #ColumnaInvitada

Una sociedad muy indiferente #Opinión #ColumnaInvitada

Por Hiram Benítez Ríos 

 

La imaginación no tiene límite para descubrir que los pensamientos han acelerado una manera distinta de enfrentar la vida, volcando en su permisión que los ritmos continúen un desplazamiento atrevido sin tener la mínima reserva de prevención.

Es cierto, la grandeza que Tlaxcala en sus recorridos históricos y culturales desarrolla un potencial de festividades que seguramente, bajo la mirada social podría estar denotando un principio a su realidad desmedida.

Quienes han celebrado desde su escucha la sensación rítmica de sus pasos, la alegría de ver en su vestimenta ese calor humano que despierta en sus cinco sentidos una vida alegre de salir al paso y bailar con precisión esa tradición qué; difícilmente en tierra del esfuerzo NO se puede evitar.

Nuestro carnaval tlaxcalteca derrumba su encanto, su frescura, la dinámica de bailar y seguir bailando sin detener ese deseo ferviente que entre sus venas apuntala su mejor escenario de vida.

Efectivamente la tradición es un escaparate de emociones encontradas, dándole un brillo a la mirada que penetra un romance extraordinario de seguir festejando. Es cierto, las tradiciones en este puerto de grandezas muestra su alcance de » Jamás por ningún motivo abandonar la secuencia de un romance cultural » .

Que años atrás dónde seguramente la frase ¡Volver a Vivir¡ se inclina al mejor encanto de mostrarse optimista a los grandes desafíos que, desafortunadamente en este 202, difícilmente las metas, los propósitos y anhelos habrán quedado sin la mínima protección de seguir festejando ese carnaval; vistoso en su humanidad .

No permitamos cómo sociedad responsable incidir en las tentaciones abarrotado a través de la presencia de esos lindísimos trajes, que los mismos personajes vistosamente representan bajo su originalidad, creatividad y romance para seguir portando en momentos críticos la vestimenta de Huehues.

¡ Hagamos un alto ! sin que ese tiempo se convierta en la pesadilla abrumadora y desafiante para nuestros seres queridos. No permitamos que la arrogancia en su despertar de muerte y contagio siga almacenando en su expresión abrumadora de festejar sin responsabilidad.

Los meses han avanzado sin detenerse sus números rojos, la avalancha se transforma en ese crueldad de zozobra en nuestro propio destino.

Seamos conscientes porque ese alegato que por ocasiones estremece las venas fulminantes de festejar sin freno alguno; pudiera convertirse en ese capítulo; de permitirse a si mismos una » Pandemia sin Reserva » .

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