Activismo de pasarela - 1
Activismo de pasarela

Activismo de pasarela

Hay quienes confunden la lucha con el espectáculo, y la congruencia con la oportunidad de posar frente al reflector.

El reciente posicionamiento de Yeny Charrez Carlos, autoproclamada activista y abogada de derechos humanos, no solo deja más preguntas que certezas, sino que exhibe un preocupante desconocimiento entre la responsabilidad institucional y la responsabilidad moral.

En su texto, Charrez presume haber rechazado un reconocimiento entre las “500 Mujeres Tlaxcaltecas” porque —según dice— no podía aceptar un homenaje mientras el regidor señalado por agresión no fuera “exigido” a retirarse por el presidente municipal Alfonso Sánchez García.

El problema no es su molestia, sino la ignorancia que exhibe al desconocer los límites legales de una administración municipal: Ningún presidente tiene facultades para destituir a un regidor electo, por más indignación que despierte. Y subrayo electo, no es empleado, es un servidor público electo. (Espero que lo entienda).

Su discurso, que pretende ser ético, termina siendo un acto de activismo de pasarela: Mucho drama, pero poca comprensión del marco jurídico.

Lo de la señora Charrez no es activismo: Es un linchamiento moral con tintes de odio personal, donde el discurso feminista se usa como instrumento de venganza. Y cuando la lucha se convierte en revancha, deja de ser lucha.

Ya no se busca justicia, sino castigo. Y ese, en cualquier causa, es el punto exacto donde la ética se pierde.

Más que una defensa legítima de los derechos de una mujer, su posicionamiento se transforma en un alegato de odio, en una rabia desbordada que raya en la androginia, donde el enemigo no es la injusticia, sino el hombre, el poder y cualquiera que no piense como ella.

La coherencia, esa palabra que tanto presume, se diluye entre contradicciones. Porque renunciar a un reconocimiento público que visibiliza el esfuerzo de las mujeres tlaxcaltecas, bajo el argumento de “no sentirse cómoda”, es invisibilizar precisamente lo que dice defender.

No hay acto más paradójico que rechazar una tribuna para exigir voz.

Además, su postura, lejos de fortalecer el movimiento femenino local, lo fragmenta.

Su texto minimiza a las demás mujeres reconocidas, como si su participación fuera una muestra de sumisión o incongruencia.

Así, en lugar de tejer redes, corta los hilos. En lugar de acompañar, separa. Y en su cruzada por la pureza moral, convierte al feminismo en una competencia de superioridad ica.

Yeny Charrez no hace activismo, hace performance. Cada palabra suya es un acto teatral donde el drama sustituye a la razón, donde la causa se vuelve guion y el escenario se ilumina solo para ella. No hay propuesta, no hay estrategia, solo el eco de su voz queriendo ser verdad absoluta.

Rechaza el reconocimiento, pero acepta el protagonismo. Cierra la puerta al diálogo, porque en su versión del activismo no hay interlocutores, solo existe ella.

Y así, entre declaraciones altisonantes y posturas de indignación selectiva, se consolida como la activista de pasarela, de circo y de escándalo, más preocupada por el aplauso que por el cambio.

Porque al final, la lucha social no se libra desde la comodidad del gesto simbólico, sino desde la congruencia, el conocimiento y el trabajo real. Y eso, Yeny, no se reconoce con un aplauso… se demuestra con acciones.
 

--------------------------------------------

* Alejandro Aguilar Gómez, licenciado en Ciencias de la Comunicación por la Universidad del Altiplano, es periodista y empresario de medios con más de tres décadas de trayectoria. Fundador y CEO de Grupo Monitor, dirige los portales digitales MonitorXpress y MX en la Noticia. Ha sido jefe de información en prensa escrita, director de noticiarios radiofónicos y consultor en marketing político y comunicación estratégica. Es Presidente Fundador del Colegio de Periodistas y Comunicadores de Tlaxcala A.C. (2025-2029) y ha recibido 2 Doctorados Honoris Causa por su contribución al periodismo en México. Reconocido especialista en comunicación social, marketing digital y gestión de crisis, combina la praxis periodística con la consultoría política y la innovación en tecnologías de opinión pública.

Comentarios