Marcela González mueve a Tepeyanco en asamblea abierta
El sol del fin de semana caía parejo sobre la explanada de la presidencia de comunidad de San Pedro, en Tepeyanco, pero no lo suficiente como para ahuyentar a los vecinos que, poco a poco, fueron ocupando las sillas plegables que se acomodaron frente al templete improvisado, llegaban en familia, otros se asomaban desde las ventanas, y unos más se detenían solo a “ver qué decía la presidenta de Morena”.
Marcela González Castillo, dirigente estatal del movimiento, apareció sin mayor ceremonia, con la cálida sonrisa que le caracteriza, saludando, reconociendo rostros, escuchando comentarios en corto antes de tomar el micrófono.
No había banderas, ni estridencia, más bien un aire de reunión comunitaria, de esas en las que se mezclan la política y la cotidianidad.
Mientras un par de niños jugaban alrededor de la explanada y el sonido rebotaba contra las paredes antiguas del edificio, González Castillo habló del propósito de la asamblea: mantener el diálogo abierto con la ciudadanía, reforzar la presencia territorial y seguir organizando al movimiento desde abajo, “donde empieza todo”, como dijo.
Algunos asentían con calma, otros aprovechaban para lanzar preguntas desde su lugar, las señoras que llegaron juntas murmuraban entre sí, comentando la necesidad de más encuentros como éste; en momentos, la reunión parecía más una plática vecinal que un acto partidista.
Conforme avanzaba la tarde, el ambiente se volvió más ligero, entre los asistentes corría la sensación de estar en un espacio donde la política se escucha sin prisa, sin el bullicio de campaña, sin los reflectores acostumbrados; una vecina lo resumió al pasar: “Es bueno que vengan aquí, donde sí vemos las cosas como son, no que muchos sólo vienen en campaña por el voto y nunca regresan”.
La asamblea concluyó como empezó, con apretones de manos, abrazos, comentarios al oído y la promesa de volver, nada estridente, nada fuera de lo común, pero sí el tipo de ejercicio que deja huella en los pueblos, donde la vida pública se construye desde la cercanía.
San Pedro se quedó en su rutina, la explanada volvió a su quietud, pero el eco del encuentro quedó entre los vecinos, la política les habló de igual a igual.
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